viernes, 18 de marzo de 2016

¿Quién fue el misterioso personaje llamado Enoc? el hombre que se lo llevó Dios "directamente al cielo".



    El primero aparece como primogénito de Caín (quien construyó una ciudad a la que le puso el nombre de Enoc para celebrar su nacimiento); de la versión henrea solo se conservan los fragmentos encontrados entre los manuscritos del Mar Muerto; la versión mejor conservada es la etíope:
   Durante trescientos años, Henoc aprendió todos los secretos (del Cielo y de la Tierra) de los bene Elohim (‘los hijos de los dioses’(?). Él es el nombre de uno o varios dioses ugaríticos (lengua semítica hoy día extinta) que fueron importados a Palestina e introducidos en los textos sagrados hebreos.

    Por ejemplo, en Génesis 1:26 se dice: «Entonces los Elohim dijeron: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, a nuestra semejanza”» y en Génesis 3:22: «Miren, el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo lo bueno y lo malo». Durante la descripción de la Torre de Babel (Génesis 11:7), los Elohim dicen: «Ahora pues, descendamos y confundamos sus lenguas». Algunos historiadores bíblicos opinan que el judaísmo fue en un tiempo una religión politeísta, hasta que los sacerdotes del dios Yahvéh ganaron el suficiente poder político y religioso como para declarar que Yahvé era el único dios. Sin embargo, otros escritores opinan que este término sería usado como un plural mayestático (solemnidad, grandeza, admiración) de un solo Dios.

    Los hijos de Elohim eran gigantes que habían bajado a la Tierra porque carecían de compañía femenina. Los dioses Él les enviaron para enseñar a la humanidad la verdad y la justicia. En el Libro de Enoc los hijos de los Elohim son llamados "Vigilantes" y se les menciona como un grupo de ángeles. Fue durante el período de degradación espiritual cuando apareció en escena Enoc. Según la cronología bíblica nació en el año 3.404 a.C. En contraste con sus contemporáneos, este hombre se granjeó la aprobación de Dios. De hecho, el apóstol Pablo lo incluyó entre los adoradores de Jehová “cuya fe es un ejemplo que imitar para los cristianos”. ¿Quién era Enoc? ¿Qué dificultades tuvo que afrontar? ¿Cómo las superó? Y ¿qué nos enseña su integridad? (Biblia Evangélica)

Según el Libro de los Jubileos, texto apócrifo escrito en tono midrásico, probablemente en el siglo II a. C. por un judío fariseo (de la versión hebrea sólo se conservan los fragmentos encontrados entre los manuscritos del Mar Muerto; la versión mejor conservada es la etíope): “Durante trescientos años, Henoc aprendió todos los secretos (del Cielo y de la Tierra) de los bene Elohím (‘los hijos de los Dioses’)”. Etimológicamente “midrásico” significa buscar, investigar, estudiar. El nombre de dios Él es el nombre de uno o varios dioses ugaríticos que fueron importados a Palestina e introducidos en los textos sagrados hebreos.

    Dos ángeles que gozaban de la confianza de los Elohím (‘Señores’), preguntaron: «Señores del Universo, ¿no les advertimos el día de la Creación que el hombre demostraría ser indigno de Vuestro mundo?». Los Elohím replicaron: «Pero si destruimos al hombre, ¿qué será de Nuestro mundo?». Los ángeles contestaron: «Nosotros lo habitaremos». Los Elohím preguntaron: «Pero si descendéis a la Tierra, ¿no pecaréis incluso más que el hombre?». Ellos suplicaron:«¡Déjennos vivir allí durante un tiempo y santificaremos Vuestro nombre!». Elohím le permitió descender, pero enseguida a los ángeles les venció la lujuria por las hijas de Adán y se corrompieron mediante el trato sexual. Henoc dejó constancia no sólo de las instrucciones que recibieron de Elohím, sino también de su posterior caída en desgracia: antes del fin disfrutaban indistintamente con vírgenes, matronas, hombres y bestias. Shemhazai engendró dos hijos monstruosos llamados Hiwa e Hiya, cada uno de los cuales comía diariamente mil camellos, mil caballos y mil bueyes. Y Azael inventó los adornos y cosméticos empleados por las mujeres para pervertir a los hombres. En consecuencia, los Elohím les advirtieron que liberarían las Aguas de Arriba y así destruirían a todos los hombres y todas las bestias. Shemhazai lloró amargamente, pues temía que sus hijos, aunque bastante altos para no ahogarse, murieran de hambre. En aquellos días sólo la virgen Ishtahar permaneció casta. Cuando Shemhazai le hizo proposiciones lascivas, ella se dirigió a los hijos de los Elohím: «¡Préstenme sus alas!». Ellos accedieron y ella voló hasta el Cielo, donde se acogió en el Trono de los Elohím, que la transformó en la constelación Virgo (o según otros, las Pléyades). Al perder sus alas, los ángeles caídos quedaron abandonados en la Tierra durante muchas generaciones hasta que ascendieron por la escalera de Jacob y así regresaron a su lugar de origen.

Fuente: Recopilación del rabí Moshe Hadarshan durante la primera mitad del siglo XI en Narbona (ciudad y comuna francesa de la región de Languedoc).

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